Un hombre que desafió la ley de la gravedad
Luis fue un hombre que desafió la ley de la gravedad.
Con su fina, ajustada y desteñida camisa de manga corta que parecía que iba a rasgarse con cualquier movimiento sutil de su enorme cuerpo, su perenne bolsa de plástico en la mano y su gorra en la cabeza. Así conocí a Luis Yong en el hall de Clarín una tarde del verano de 1997 en Buenos Aires. Así lo recuerdo y quiero recordar.
Seguir leyendo
Nacido humilde en una de las provincias más humildes de Argentina. Con una constitución física peculiar y una peculiar etnia. Un hombre honesto, sencillo y transparente en un mundo corrupto, de apariencias y turbio. Una persona de valores donde ya todo vale.
Todo debería haber caído por su propio peso.
Pero Luis se hizo a sí mismo un infografista destacado en los albores de esta profesión en la Argentina. De sus gruesos dedos surgía una habilidad excepcional para el dibujo, de su mente la capacidad para diseñar las cosas en un orden que nos hacía entender todo de modo más sencillo, de su olfato un destacado instinto periodístico -esencial en una profesión en la que todavía hoy muchos confunden con ejercicios artísticos- y, por sobre todas las cosas, un enorme deseo de aprender y crecer como persona y como profesional.
Los años que viví en Buenos Aires fueron unos pocos en los que conocí a mucha gente que hoy no recuerdo. Y, sin embargo, aunque perdí el contacto con Luis hace más de veinte años, su memoria se me ha aparecido a menudo en estas dos décadas: en algunas clases en las que aún muestro trabajos de los que fue catalizador, en cenas con compañeros de la época, incluso en la intimidad, al sorprenderme en prejuicios.
“Mi gorra. Cuando las manos no me alcanzan para recibir las cosas de la gente bondadosa, ella con su espacio me ayuda a contenerlas. Lo mejor de todo es que a mis hijos también les agrada usarla, como si comprendieran el significado de proteger las ideas para que no se las lleve el viento.” De este modo se describía Luis en un suplemento especial de infografía que publicó Clarín en el año 1997. Gracias Luis por llenarme las manos.

Jaime Serra
Para La Voz del Interior

Luis Yong en su oficina de La Voz del Interior


El Pabellón Argentino
Luis Yong
Clarín, 1997 

El dinosaurio que quería volar
Investigación: Luis Yong
Ilustración: Aldo Chiape
Infografía: Luis Yong, Alejandro Tumas, Jaime Serra
Revista Viva, Clarín, 1998 


Sumo
Luis Yong
Clarín, 1998 



Luis Yong o la infografía adoptada como un sacerdocio
Juan Colombato
La Voz del Interior