Una autobiografía sin hechos

Algunos coleccionan sellos, otros discos o fotografías; él sencillamente lo guardaba todo. Cada día la misma rutina: el traje gris, el coche gris, el trabajo gris. Solo sus bolsillos se llenaban con las tonalidades de un universo de objetos que recogía compulsivamente.

Luego se quedaba despierto hasta altas horas de la madrugada diseccionando los objetos mediante dibujos descriptivos: cotas, material, supuestas utilidad, relación con otros objetos…

Almacenados en centenares de cajas acumuladas con los años, la vida formada por los objetos, de los que era incapaz de desprenderse, le parecía mucho más rica que la creada con sus actos. Era una autobiografía sin hechos.

Con el tratamiento conductual y la medicación ha logrado ser –casi- una persona normal. Regresa con los bolsillos vacíos y pasa horas mirando fijamente el papel con el lápiz entre los dedos. Va despejando el espacio que las nuevas cajas habrían ocupado, hasta que su casa ha quedado completamente vacía, como el resto de su vida. Ha transformado su comportamiento neurótico en una infelicidad común.


‘Datos y verdades’

La Nación, Argentina

3 de febrero del 2019