Hace ya muchos años asistí a una charla de Mario Tascón, cuando era el responsable del departamento de Infografía de El Mundo, donde explicaba la infografía mediante este sencillo gráfico. Me pareció tan claro que lo adopte para mis futuras charlas y clases




Según este gráfico, en la infografía concluyen imagen, información -periodística en nuestro caso- y el diseño como contenedor. En consecuencia un buen gráfico sería aquel donde las dos herramientas se fusionan entre si y con la información para contar algo.
Cuando daba clases solía decir que puedes saber cuando un gráfico funciona bien, si al taparle los textos las imágenes no bastan para comprenderlo y viceversa



Después de observar los trabajos galardonados con Oro y del Peter Sullivan, de los últimos premios Malofiej, me ha parecido oportuno modificar el viejo gráfico, ya que el criterio seguido por el jurado no parece ser exactamente el mismo. Parece que el diseño cobra un gran protagonismo, y no sólo como aglutinadór de contenido, y las informaciones elegidas no necesitan de ilustraciones.
Claro que quizás el viejo criterio siga teniendo validez y sea el que se usó y sencillamente no hubiesen gráficos con ilustraciones de suficiente calidad.


Personalmente, y con respecto a los premios, me siento muy satisfecho. Hacía años que no me presentaba y este año lo hice con La Vanguardia. Hemos ganado un Bronce, por el suplemento Infografía en tiempos del lobo, y una Plata por el único trabajo que creo haber firmado en todo el año y al que le tengo un especial cariño por el tema que trata


Siempre me han gustado los temas que pasan desapercibidos por lo cercanos que son. Su cotidianidad no nos deja verlos. Todo el mundo corta jamón en España, pero ¿como se hace bien?




El cariño por los temas cotidianos es algo que viene de muy lejos. Al trasladarme a vivir a Buenos Aires me sorprendían muchas cosas, tenía 'la mirada del extraño', que siempre es interesante, por que nos hace percatarnos de cosas a las que no les prestamos atención por el simple hecho de que siempre estuvieron ahí.
Paseando un día por el barrio de Recoleta me sorprendí bajo un enorme árbol que resulto no ser tal, si no un simple ficus. En España es una planta que suele estar en el interior de las casas en una triste maceta. Así que hicimos esta doble página para la revista semanal y resulto ser todo un éxito. A las personas nos gusta que las cosas conocidas nos sorprendan . Además redescubrímos que tiene una gran historia olvidada: las semillas las trajo de la India Bernardino Rivadavia, prócer de la patria



Quizás el caso más extremo de este amor por lo habitual esté en esta doble con la costumbre rioplatense de tomar yerba mate como tema. El hábito de tomar mate a todas horas es otra cosa que descubrí al poco de llegar a Buenos Aires -y me encantó!-. Resultó, que de tan habitual, nadie sabía nada sobre el tema, así que pensé que estaba ante un gran reportaje. Me lo pasé en grande investigando en el Museo de Botánico, coloreando los dibujos con yerba hervida sobre papel frabricádo con mate para la ocasión por mi gran amigo Marcos Fernández de Papelera Palermo